Las depuradoras de oxidación total tienen como objetivo el saneamiento de aguas residuales antes de ser derramadas al medio. Este tipo de depuradoras son ideales para lugares que están alejados de áreas pobladas, como por ejemplo granjas, restaurantes o pequeñas urbanizaciones que se encuentren a cierta distancia de zonas urbanas. El proceso de limpieza del agua consta de dos fases: una primera de aireación prolongada provocada por un reactor de oxidación, y una segunda de sedimentación, que tiene lugar en una pieza denominada decantador.
En el interior del depósito, la limpieza se lleva a cabo tras varias transformaciones. En primer lugar, se separan los restos sólidos del agua. Posteriormente, se inocula aire comprimido para ocasionar un proceso de oxidación, tras el cual vendrá una fase de reposo, en la que los fangos se quedan en el fondo del depósito para conseguir su separación. Finalmente, el fango resultante se expulsará de la depuradora, dando por finalizado todo el proceso de saneamiento de las aguas residuales.
Variedades de estas depuradoras en función del número de habitantes
Según la normativa europea, recogida en la Directiva 91/271/CEE, y en la normativa española, formada por el Real Decreto Ley 11/1995 y sus decretos de modificación, establecen la obligación del tratamiento secundario de aguas residuales en zonas habitadas a partir de un cierto número de habitantes. Hay que tener en cuenta que una depuradora debe tener la capacidad de poder tratar una cantidad elevada de agua por habitante, aproximadamente 200 litros. Por lo tanto, para un lugar habitado por 12 personas será necesario una depuradora con capacidad de tratar 4 800 litros.
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